miércoles, 27 de agosto de 2008

Fragmentos



Sin dinero en los bolsillos busco vestidos
Donde no tenga donde poner lo que jamás tengo

Y

aquí

la astucia
La rapidez
Los silencios
El aplastante sonido
La vomitiva sordera del que no quiere ver

Quién despareció el tiempo mientras hablábamos de los mayas
Quién olvido que no hay carnaval sin mascaras

Y

Por qué todo llega tan tarde
Las decisiones

de locura
Los improperios para con el destino

No voy a escribir más poesía
No más el intento de abarcar con palabras
El infinito diminuto de mi estomago
De la boa en mi estomago

Ahí estas

En los encabalgamientos reprochados de la nada
En la miseria del subterraneo

No voy a releer poemas ni a leerlos por vez primera
Al fin

Encontré los vidrios

rotos

bajo

mi

cama

miércoles, 13 de agosto de 2008

....










Caminar rápido aliviana las ideas, baja el voltaje de los murmullos, caminar rápido se ha transformado en el único remedio para todo esto, para el ultimo suspiros, para la canción que no para de repetirse ¿la recuerdas? “Cada vez que intento decirte adiós, los escalones se empeñan en que me tropiece” confusa la letra, confuso todo ahora que lo pienso: las noches viendo estrellas (sabemos que eso no prueba ninguna clase de amor, no sabíamos que probaba nuestro vacío, la hipótesis de estar aun cada uno en su isla), el juego de girar y girar en la rueda de la fortuna, en la rueda con asientos de aquel parque ahora lejano (nunca pensamos que no pararíamos de dar vueltas, que compartiríamos el asiento con alguien más) , ¿a que va tanto recordar? ¿A que va tanto paso y repaso por el corazón, de imágenes, de besos ácidos por ser los últimos?
Me dijiste que me querías (amar, sanar, alegrar) finalmente así era, me querías (dañar, enfermar, distanciar) lo triste de todo es que los puentes que armaste entre nosotros los hiciste con intención, esfuerzo y calculo, de cruzar ríos, de levantar murallas, de enviarme a otra ciudad. Lo hiciste armaste el maldito puente.
Ese día llegue mas temprano, las sorpresas son fatales y pueden venir acompañadas de otras. Tú estabas con el chaleco que te regale para tu cumpleaños, ella acababa de apagar su cigarrillo en el cenicero de greda que hice en el jardín infantil y juntos hacían un cuadro macabro; rosas pasadas por la juguera, un atardecer visto desde un mall, un perro que muere vagando por la playa.
Ya no siento mis piernas, la velocidad las aligero demasiado, ya no siento nada. Espero, deseo tu total felicidad, así como la quiero para mí, de todas formas como dice el dicho: madre hay una sola. Al no tenerla te dedicaste a buscarla y al tanto buscarla la encontraste en mi casa, rara la mezcla de amante y madre , extraño no poder hallar mimos en otra mujer que no fuera ella, nunca dijiste nada, nadie dijo nada, las palabras estorban entre los dientes.

Datos personales